Cómo ser más feliz: Desarrolla tu felicidad

Ha pasado bastante desde que publiqué la primera parte de cómo entrenar tu felicidad donde me centraba en explicar cómo funciona nuestro cerebro para entender porqué no somos felices.

En este tiempo a parte de las técnicas que os presentaré por aquí, he descubierto otros métodos que si me permite el tiempo,
desarrollaré en otro post. Pero por ahora, vamos a lo que interesa:

Imagen ilustrativa de un momento fugaz en que alguien sopla pompas de jabón. La persona se desdibuja entre burbujas

El aquí y el ahora

Parece “fácil” y casi se ha convertido en un mantra lo de estar más presentes para evitar la ansiedad y otras consecuencias de vivir fuera de el ahora. Pero ¿cómo nos quedamos en el ahora cuando nuestro cerebro no está presente?

La atención, es clave para vivir en el presente. Cosa nada fácil con la cantidad de estímulos que nos procesa los dispositivos digitales para captar nuestra atención. De esto hablaré en otra ocasión, porque es realmente interesante a la par que escalofriante lo que está sucediendo con el uso de las apps

No es fácil estar en el ahora, no solo por cómo funciona nuestro cerebro, lo que hemos desarrollado con la tecnología dificulta esta tarea, así que te invito a probar alguno de los siguientes métodos.

No todos te van a funcionar, cada persona es un mundo, por eso, experimentar e ir probando es fundamental para encontrar aquello que te ayuda a mejorar LA ATENCIÓN.

 

1-Ritualiza tus tareas

Las tareas tienen ése compendio de cosas para que nuestro cerebro escape. “Es aburrido”, “me gustaría estar haciendo otra cosa”, “que pereza me da tener que hacer esto ahora”, entre otras cosas más que pensamos que pueden calar llegando a ésa procrastinación que tanto se habla (y las consecuencias terribles que tiene).
 
Estas tareas muchas ocasiones se terminan haciendo porqué “no hay más remedio” y el modo “automático” se activa porque en el fondo no queremos hacerlo.
 
No voy a decir “disfruta del ahora” cuando estás en un momento en que el fondo no querrías estar ahí, pero si hay algo que me ha enseñado mi amor por el té es que ritualizar las cosas hace que el ahora no sea ésa “pesadilla” que creemos que va a ser hacer eso que tanta pereza nos da.

Recordar que el cerebro no está hecho para que nos haga feliz y por tanto nos pinta las obligaciones peor de lo que realmente es. El tiempo en que estás procrastinando, sin el menor atisbo de duda, es bastante peor que hacer la tarea de entrada, pero hasta que no se convierta en un ritual te va a costar salir de este “automatismo”. Ritualizar la tarea no solo nos trae en el ahora, también es cuando comenzamos a hacer foco en aquello que hacemos y nos trae todas las cosas positivas que no éramos capaces de ver de ésa tarea.

Ahora igual os preguntáis ¿pero entonces ritualizar es crear el hábito o a qué te refieres? He decidido emplear esta palabra y no otra porque los hábitos los solemos hacer sin pensar. Todos tenemos hábitos, sin ir más lejos, comemos por hábito aunque no tengamos siempre hambre, lo que no quiere decir que estemos en el ahora. Muchas veces comemos sin prestar atención a lo que comemos, mirando el móvil o con la televisión encendida.

No al multitasking

El ritual es un conjunto de reglas que nos lleva a hacer X cosas. Estas reglas son las que nos va dar las claves para estar presentes y no evadirnos. Empezando por la multitarea. 

Si algo no soporto es que haya ésa creencia de persona “multitasking” capaz de hacer todo bien varias cosas a la vez cuando está más que demostrado que cognitivamente no es posible. Lo que sucede es que una de las tareas recibe menos atención o se automatiza. Por ejemplo, mientras escribo esto, escucho música, respiro y pienso que voy a escribir. A ¿qué creéis que estoy prestando más atención?

Si me preguntan qué dice la canción, no sabría decirlo, porque no estoy atenta a ella, la oigo (modo automático) al igual que respiro (modo automático). Con el
multitasking sucede lo mismo, pero es peor. No solo se corre el riesgo que se arrastren errores por no prestar atención, el hecho de estar cambiando múltiples
veces la tarea hace que perdamos ése tiempo de arranque para meternos y estar “Focus”, lo que realmente se hace menos productivo. La carga cognitiva es mayor al tener que estar cambiando la atención constantemente de manera que es más fácil que llegue la fatiga antes de lo esperado. La productividad no está en cuantas cosas puedes hacer a la vez, sino qué haces con tu atención.

Por eso, una de las primeras reglas del ritual es: “si haces eso, lo haces, no hay nada más”. Fuera cualquier distracción. En el momento que creas el espacio para hacer este ritual, eres tu con el tema en cuestión, atención plena a lo que haces, sin nada más, puedes terminar en un estado meditativo. Por poner un ejemplo, cuando hago sumi-e, el estado meditativo no sucede cuando pinto (que puede ser así también) por lo general sucede en el momento que estoy moliendo la tinta. Moler la tinta es uno de los pasos del ritual para crear el estado adecuado, como quien calienta en el gimnasio para el ejercicio final. Me abstrae de todo el ruido de fuera para centrarme en lo que estoy haciendo. 

Crea tus reglas para ritualizar, para desviar tu atención del exterior, crea ése espacio sin nada más que tú y la acción.

No voy a decir que es fácil, sobretodo cuando entendemos que el ritual se hace como algo “sagrado” que no siempre va con nosotros porque hay que darle tiempo y espacio y en los tiempos que corren escasea ambas cosas, es por eso que te voy a dar más trucos si esto de ritualizar te cuesta mucho y no funciona.

2- La respiración es un super poder

¿Cuántas veces te han dicho que tomes conciencia de tu respiración? En mi caso, no sé cuando me di cuenta que respiraba mal o directamente no sabia respirar.

Todos los bostezos que dejaba ir en el gimnasio o cuando cantaba (sí, me encanta cantar) no era porque me aburriera la actividad, era por falta de oxigeno ante la actividad. ¿Te ha pasado?

No puedo darte las claves para respirar bien porque ni yo sé respirar bien, aún
estoy en ello, pero puedo decirte que es una de las mayores anclas que tenemos para estar en el aquí y el ahora.

Cuando sucede un ataque de ansiedad, hiperventilamos para preparar nuestro cuerpo “al ataque” o “huida” que debemos hacer ante la amenaza, el problema es cuando ésa amenaza es algo tan intangible como la incertidumbre de poder pagar una hipoteca o una situación laboral complicada, no se puede enfrentar al momento. Por lo que la manera de poder volver al presente y no sufrir el secuestro de la amígdala es con la correcta respiración. También te digo, que hacer esto en medio del ataque es complicado por lo que ser conscientes de la respiración debe ser algo que hagamos a diario para que la ansiedad no termine siendo incapacitante.

Pausa, siéntate y empieza a sentir como respiras. ¿Cómo es esta respiración? ¿Es superficial? Es rápida? Es profunda…? Poner el cerebro en la acción de cómo respirar te llevará a disminuir la ansiedad, a conectarte con tu cuerpo y a estar más presente. Esta presencia te llevará a otra cosa que con ansiedad es muy complicado hacer, y te lo cuento en el siguiente punto.

3- Los pensamientos no son la realidad

No solo tenemos sesgos cognitivos (esto es maravilloso verlo en el behavorial
design
) también sufrimos de distorsiones cognitivas. Estas distorsiones hacen
que percibamos la realidad de múltiples formas.

Durante un ataque de ansiedad no discernimos estas distorsiones cognitivas, es por eso que con la respiración correcta y en un estado “neutro” podemos entrenar la felicidad.

Conocer estas distorsiones te van a ayudar a reconocer cuando ése pensamiento no se basa en nada más que en la acción de tu cerebro para “protegerte” de algo, pero que no tiene fundamento.

Otra cosa que ayuda para separar los pensamientos, es ponerle nombre a esos pensamientos. Por ejemplo, en mi día a día siempre me acompaña una voz de entre muchas que me dice lo mediocre de mi trabajo, que no es suficiente y que lo que hago lo puede hacer cualquiera. Esta voz tan criticona y machacona le asigno un nombre como “señorita Rottenmeier” así cuando aparece sé que es ella, no me la tomo tan en serio y puedo seguir trabajando sin que esta “señorita” me machaque las ilusiones.

Imagen ilustrativa de una persona sentada meditando controlando su respiración como método de estar en el ahora.
En este post te explico 10 distorsiones cognitivas muy comunes que seguro que hemos sufrido alguna que otra vez.
Vista de un maniquí de dibujo para ilustrar la importancia del movimiento y el gesto corporal

4- Cuida tu postura corporal y gestos

Como es a dentro es a fuera. Nuestra postura nos acompaña en el ánimo. Es por eso que ante el desánimo se recomienda optar por posturas de “poder” que dicen. Estas posturas suelen ser posturas firmes, confiadas.

Sé que decir “sonríe” cuando estás triste es tan terrible como leer una frase de
mr.wonderful, pero hay una explicación científica para que se haga esta
recomendación.

El cerebro no puede mantener una disociación corporal y anímica, por lo que termina adaptando uno de los dos. Si tu tienes una postura de desánimo,
probablemente terminarás con sensación de cansancio, pero si la cambias, el
ánimo te puede cambiar.

En mi caso a mi este punto me cuesta, pero termino convencida en el gimnasio y no porqué haga un entrenamiento de fuerza brutal, que también podría suceder. Ya en los estiramientos lo noto. Tomar mucho espacio, estirarse, que toda la espalda haga crack, me libera y siento alivio, toda la tensión o “carga” desaparece con el movimiento. Así que aunque cueste sonreír porque la vida de adulto no te da tregua para reír mucho, al menos opta por posturas que te hagan sentir bien.

– Extra: el yoga, hacer teatro, baile, son actividades que pueden movilizar tu estado de ánimo.

 

5- Más felicidad a mayor agradecimiento

El último punto es una práctica que nos enseñan de bien pequeños. Las famosas palabras mágicas “gracias” si han llegado a ser mágicas es por algo.
 
La vida diaria y todo lo que ello conlleva de alguna manera nos hace obviar lo
extraordinario de vivir. Las cosas que suceden no las entendemos como un regalo, se ven ordinario, como un “es que esto debe ser así”, pero realmente la vida al igual que todos los descubrimientos han sido por una serie de accidentes fortuitos. La mayoría de medicinas se dan por accidente y nuestra existencia no es una excepción por lo que ver cada hecho como un regalo es la manera en que mantenemos la mente en ése estado de “wow” que en algún momento perdemos al crecer.

Tampoco digo que hagamos una regresión a los ojos y el asombro de cuando éramos niños, pero darnos cuenta de la “suerte” que tenemos al tomarnos un café (en mi caso té) en compañía de alguien por el tiempo que habéis llegado a lograr compartir, de tener un equipo de trabajo que aunque puedan haber discordancias aprendes de él y/o viceversa y compartes tanto errores como logros, de poder leer la última novela de ciencia ficción que tanto esperabas… son pequeños placeres que nos damos que no tienen porqué suceder pero suceden y dar gracias es el mantra para cerrar ése momento de felicidad. Contra más veces lo hagas, vas a darte cuenta que tienes muchos momentos de felicidad que quizá se pasaban inadvertidos. Así que agradece para mayor felicidad 🙂

Y como no podría ser menos, voy agradecer que hayas leído hasta aquí, al igual que agradeceré si quieres compartir algo conmigo.

texto en rojo sobre papel que dice "gracias" en ingles. Thank you

Resumen

Y por último pero no menos importante y recuperando el hilo del evento donde se realizó este taller ¿por qué creéis que se realizó este taller de cultivar la felicidad en un entorno donde se hablaba de sostenibilidad y plantas?
 
Última revelación: a mayor incidencia de infelicidad mayor es el consumo.
 
De bien sabido es que si quieres vender debes dar una solución a una necesidad y si no crearla. ¿Cuantas cosas has consumido que eran necesidades reales? 

Coca-cola vende «felicidad, las grandes marcas de lujo como channel venden estatus, monster vende un «hola soy joven, y esta noche voy hacer un streaming aunque mañana tenga clases», yo que estoy muy familirizada con el té y me encanta el matcha no paro de ver tiendas de té como proliferan pero que solo venden matcha y más que matcha parece que te vendan el santo grial de la salud.
 
La mayoría de marcas saben que deben dar respuesta a las insatisfacciones y el producto no es la solución, pero sí cómo te lo venden. Y sí, ya estamos hablando de marketing, pero de eso podemos hablar en otra ocasión. Por ahora simplemente expongo estas observaciones y lo maravilloso que me pareció cerrar con esta reflexión: a mayor felicidad menor es el consumo y si el consumo es menor somos más sostenibles.
 
Gracias de nuevo a Manuela Pulido por la valentía de esta propuesta 🙂 
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